Han pasado un par de semanas desde que finalizó la ultima edición del festival de cine fantástico de cataluña celebrado en Sitges, una edición que, entre otras cosas, nos ofreció lo ultimo de Carpenter, The ward, nueve años despues de Fantasmas de marte, (luego no fue para tanto la cosa,cinematográficamente
hablando), que este hombre vuelva a ponerse detrás de una camara ya es motivo de celebración, eso sí, algunos aun le seguiremos esperando hasta que se decida a volver de verdad.
Este año también será recordado por la exhibición del film más polémico de la temporada, A serbian film, dirigida por Srdjan Spasojevic, cinematografía la serbia que se ha puesto por faena a la hora de intentar desbancar a la francesa que venía siendo la más cafre y burra en los últimos años dentro del género.
Me parto con estas polémicas, que son las mismas que en su día levantaron La naranja mecánica de Kubrick, Reservoir Dogs de Tarantino o recientemente, Martyrs de Pascal Laugier, chorradas que le van a venir muy bien al film a la hora de distribuirse y exhibirse,en fin, a mi esta clase de cintas ni fu ni fa pero entiendo que se proyectan bajo el marco de un festival que siempre ha destacado por programar lo más extremo y caliente dentro de géneros como son los de acción ,fantástico y terror, supongo que el que las vea sabe bien a lo que va y por lo que paga, pero bueno es siempre lo mismo, para que os divirtáis dejo abajo un tubo del programa de Concha García Campoy y el debate creado en torno a la película en su programa "Las mañanas de cuatro", y eso que ni la habían visto, juas.
El debate sobre A serbian Film
Pero de lo que yo realmente quiero hablar es de ese par de películas que todavía tengo ahí en la chola, dando vueltas,las que se me han grabado a fuego lento, dos peliculas que disfruté y sufrí a partes iguales, maravillosas y especiales ambas.
House (Hausu,Nobuhiko Obayashi, 1977)
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Clásico absoluto del cine de terror japonés, el film de Obayashi es una frikada encantadora, de dimensiones casi biblicas, un lujo para todo el amante del cine de terror que se precie, una joya del cine más psicotrónico, una montaña rusa de imagenes y delirios extravagantes.
Imaginad que Argento y Raimi unen sus fuerzas para realizar un remake imposible y desfasado de Bitelchus, pues ni eso se acercaría a lo que ofrece esta obra considerada de culto en todo oriente y parte de occidente.
Gatos que vomitan sangre, inocentes colegialas, cabezas voladoras, pianos carnivoros, esqueletos humanos bailongos, fantasmas tramposos, ver para creer.
Rubber (Quentin Dupieux, 2010)
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Imaginad que un neumático abandonado se levanta y comienza a rodar y a rodar, destruyendo todo lo encuentra a su paso mediante poderes telekinéticos, incluidas las cabezas de todo aquel inocente humano que tenga la mala suerte de cruzarse en su camino, imaginad que este neumático también tiene sentimientos y se enamora de una bella joven, que alquila habitaciones chusqueras de motel, se ducha y ve carreras de coches por la tele. Y que todo esto ocurre mientras un sheriff loco lo persigue y un grupo de turistas les observan y siguen sus evoluciones desde el desierto, en la distancia, mediante prismaticos.
Quentin Dupieux (conocido y reputado dj con el nombre de Mr.Oizo, ¿quien no recuerda aquella campaña de tejanos y el muñecote amarillo maquinero?) es el artifice de este engendro, un monumento a la sin razón, donde nada tiene sentido (o lo parece).
Hora y media de pura y dura monotonía, irritante a veces pero arrebatadoramente fresca y estupendamente fílmada, la sorpresa del año.
el anuncio del muñeco ¿recuerdas?
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