El crítico francés Serge Daney hablaba acerca de la existencia de unas películas a las que denominaba "vulnerables", películas despojadas de todo artificio, desnudas, “películas idiotas cuando se cuentan pero que al verlas se vuelven perturbadoras y dolorosas” , esta definición le viene como anillo al dedo a Wendy And Lucy (Kelly Reichardt, 2008).
Lo que Reichardt nos cuenta es un breve fragmento en la vida de Wendy (fantástica Michelle Williams), un fragmento de una vida que podría ser la de cualquiera, aquí el argumento es lo de menos, se trata de acompañar durante dos o tres dias a una persona desconocida, como esas que se cruzan de tanto en tanto en nuestras vida, de las que aparecen y desaparecen, sin saber nada de su antes y tampoco del después.
Dejando fuera de lugar a posibles tentaciones de caer en el melodrama barato, acompañamos a Wendy en su particular lucha contra los infortunios que salen a su paso, la acompañamos en su soledad, en su ¿momentánea? decadencia, intima y social, y esta se hace dolorosamente nuestra.
Cine melancólico, reposado, elegantemente filmado, ese que te hace sentir y pensar un poquito en los demás, algo bueno en unos tiempos en que la urgencias diarias nos obligan a mirar (casi) siempre hacia otro lado...por desgracia.
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